“La conciencia del cambio climático impactó sobre la mirada humana. La humanidad (…), ahora se siente encerrada en una atmósfera y unos suelos y océanos que se han convertido en amenazas potenciales. El “deleite asociado con el terror” presente en las prácticas artísticas que consideran nuestra realidad como una globalidad, transmite la sensación de pérdida de control de la humanidad sobre el planeta.”
Nicolás Bourriaud.
Hace poco conocí el territorio fueguino, donde sentí la presencia fantasmal del pueblo Selk’nam. Más de un siglo atrás fueron casi exterminados, luego de haber coexistido sabiamente con la naturaleza durante milenios. Me impregné del bosque con sus troncos caídos, que demoran décadas antes de formar parte del sustrato. La transformación vital se produce en la naturaleza permanentemente. Los incendios forestales alrededor del planeta, son parte del horror contemporáneo.
A través de la cerámica intento exorcizar la destrucción, mientras resuena la canción Selk’nam.
La canción del Bosque
Modelar la arcilla, trayendo a la forma la percepción de lo orgánico, surge como una necesidad corporal. La instalación se compone de piezas cerámicas de dimensiones variables que representan fragmentos de troncos. Me propuse dejar al descubierto partes desnudas, pintando desde el otro extremo, en tonos negros y tostados en un extremo y en degradé hacia el crudo, produciendo un efecto de contraste en cada una de las piezas. Ceniza y carbón. La textura de los troncos está generada a partir de la impresión de cortezas de árbol y tallado manual. Las piezas se disponen sobre una tarima gris rectangular de 140x90cm, y 25 cm de altura, para que la instalación sea vista desde arriba y alrededor, figurando un suelo abstracto.
CATÁLOGO, PREMIO ITAÚ 2023 - OBRA SELECCIONADA - MUESTRA COLECTIVA EN MUSEO CARAFFA, CÓRDOBA.
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